martes, 21 de mayo de 2013

Ella pasó por muchos amores pero con ninguno fue feliz, y temía de volver a enamorarse y cometer otro error más, con el tiempo lo conoció a él, alguien que la trataba de una manera muy hermosa y la hacía sentir bien. Al principio ella no quería entender que había pasado eso de lo que tenía tanto miedo,se enamoró otra vez pero se daba cuenta de que era distinto. Seguía conversando con él todas las tardes como siempre lo hacían y hablando de lo que le gustaba a cada uno, no tenían tanto en común pero le agradaba estar con él. Un día no pudieron hablar como acostumbraban y ella se sintió triste, sintió que algo le faltaba, al siguiente día ella le dijo lo que había sentido cuando no hablaron y él le dijo que había sentido algo igual y en ese momento ella comprobó que él no era como todos los demás. Paso mucho tiempo y ella ya aceptaba que estaba enamorada pero no se decidía a decirle sus sentimientos hacia a él por el miedo al rechazo tal vez. Llegó ese día en el que decidió decirle a él lo que en realidad sentía, con nervios y miedo se lo dijo, él se quedó callado y ella dio media vuelta y empezó a caminar pero él la detuvo la miró a los ojos y le dijo que jamás pensó que alguien llegaría a sentir todo eso por él y que a decir verdad él tampoco imaginó sentir lo mismo o algo mucho más grande por alguien... ese alguien era ella.








lunes, 20 de mayo de 2013

¡¡¡Qué viva el grande Andrés Caicedo!!!

FRAGMENTO DEL LIBRO: QUE VIVA LA MÚSICA.

“Tu no te detengas ante ningún reto. Y no pases a formar parte de ningún gremio. Que nunca te puedan definir ni encasillar.Que nadie sepa tu nombre y que nadie amparo te dé. Que no accedas a los tejemanejes de la celebridad. Si dejas obra, muere tranquilo, confiando en unos pocos amigos. Nunca permitas que te vuelvan persona mayor, hombre respetable. Nunca dejes de ser niño, aunque tengas los ojos en la nuca y se te empiecen a caer los dientes. Tus padres te tuvieron. Que tus padres te alimenten siempre, y págales con mala moneda. A mí qué. Jamás ahorres. Nunca te vuelvas una persona seria. Haz de la irreflexión y de la contradicción tu norma de conducta. Elimina las treguas, recoge tu hogar en el daño, el exceso y la tembladera. 
Todo es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro. No te sientas llanecita nunca. Aprende a no perder la vista, a no sucumbir ante la miopía del que vive en la ciudad. Ármate de los sueños para no perder la vista. Olvídate que podrás alcanzar alguna vez lo que llaman “normalidad sexual”, ni esperes que el amor te traiga paz. El sexo es el acto de las tinieblas y el enamoramiento la reunión con los tormentos. Nunca esperes que lograras comprensión con el sexo opuesto. No hay nada más disímil ni menos dado a reconciliación. Tú, practica el miedo, el rapto, la pugna, la violencia, la perversión y la vía anal, si crees que la satisfacción depende de la estrechez y la posición predominante.
Si deseas sustraerte a todo comercio sexual, aún mejor. Para el odio que te ha infectado el censor, no hay remedio mejor que el asesinato. Para la timidez, la autodestrucción. A donde mejor se practica el ritmo de la soledad es en los cines. Aprende a sabotear los cines. No accedas al arrepentimiento, ni a la envidia ni al arribismo social. Es preferible bajar, desclasarse; alcanzar, al término de una carrera que no conoció esplendor, la anónima decadencia. Para endurecer la unidad sellada, ensaya dándote contra las tapias. Ni hay momento mas intenso ni angustioso que el despertar de un hombre que madruga. Complica y prolonga este momento, consúmete en el. Agonizaras lentamente y de berrido en berrido enfrentaras los nuevos días Es prudente oír música antes del desayuno. Tú, disimula el olvido. Aprende a contemplar inconmovible toda génesis. Si te tienta la maldad, sucumbe: terminaréis por rodar juntas del mismo brazo. Come de todo lo que sea malo para el hígado: mango viche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos. Créete Ceiba, que también cría parásitos. Tú no te preocupes. Muérete antes que tus padres para librarlos de la espantosa visión de tu vejez. Y encuéntrame allí donde todo es gris y no se sufre. Somos muchas incomunica el dato.” 

jueves, 2 de mayo de 2013

¿cómo voy a hacerle para olvidarte?


Nos miramos a los ojos sin decir una sola palabra, durante un buen rato. Nos escudriñamos el alma. Nos tocamos sin manos. Después de eso te dije: “estaba intentando recordarte de otra vida.” Tú me preguntaste: “¿y pudiste?” Yo me quedé viéndote sin querer decirte la verdad. Tú dijiste: “no, ¿verdad?”. Negué lentamente con la cabeza sabiendo que era la primera vez que teníamos contacto, en esta y en otras vidas. Nos quedamos viendo un rato más y las lágrimas empezaron a resbalar de nuestras mejillas, tuvimos esa sensación mutua, en ese momento, en ese lugar, en esta vida. Cuando pudimos hablar ambas nos dijimos que nos extrañaríamos muchísimo como éramos justo en ese momento, con esos rostros y esa situación.
La última noche que pase a tu lado me dijiste entre sollozos “no me olvides” y rompiste a llorar. Y yo, sintiendo una cálida lágrima que se enfriaba a cada centímetro que recorría hasta mi barbilla, te respondí “ese no es el punto, el punto es: ¿cómo voy a hacerle para olvidarte?”.






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Anonimo.



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