miércoles, 28 de noviembre de 2012


Estoy triste, y mis ojos no lloran,
y no quiero los besos de nadie.
Juan Ramón Jiménez

Confesiones insanas.


"
Últimamente, las frustraciones han tomado rienda suelta y han hecho añicos mi pasividad, como si ya no existiera algo razonable. Ya no soy lo que era, a veces no soy nada. ¿Habré cambiado para peor?
La verdad es que me lo pregunto a menudo, y no sé, no sé que va a ser de mi. No sé que voy a hacer de mi y sabe, el único consuelo que tengo se refugia en una persona, un magnífico cable a tierra. ¿Suena a dependencia, no? Y… puede que lo sea, un poco; no puedo controlarlo. Espero no moleste mi honestidad porque no estoy para trotes de caballo nuevo, por más que se inyecte el miedo cada que lo pienso, no importa, si con sólo mirarlo se disipa.
¿Y que más da?, ¿Quién puede juzgarme? ¿Alguien se atreve siquiera a insinuarlo?Otra vez, esta maldita frustración, como quisiera deshacerme de ella. No la quiero. No deseo ser parte de ella. No quiero que me invada. Me siento desnuda, vulnerable, idiota; y no sé, ya no quiero nada, y sin embargo, este cansancio, esta frustración, este no sé qué, perdurará sólo hasta que cuando él venga y me contenga, hasta que me abrace y me susurre, que todo estará bien, que está conmigo. Y puede… que en ese pequeño silencio todo de mi se consuma y, se quiebre y recoja, al mismo tiempo."