Blanco como el retrato
que existe en mi recuerdo de cierto tiempo, tiempo como aquel que no pasaba y
hoy avanza sin porqués, porqués que he olvidado como el sueño de aquel día, un
día sin caras largas que exponía las sonrisas, sonrisas como las que compartimos
en esos viajes, viajes en estrellas que navegaban sobre ideas, imágenes que
jugaban a ser más, más que lo que sueñas con volverte cuando conquistes tus
ideales, ideales que se desaprovecharon con el tiempo que se fueron a otras
almas, a otros cuerpos, cuerpos destrozados en mis sueños mas profundos,
profundos como plantas enterradas en la tierra, esa tierra como poseedora de
malos pensamientos, pensamientos que se vuelven contra mi en estos momentos,
momentos de tristeza eterna que desgastan en lo ilógico, ilógico como buscar en
mi mente aquello que se perdió, que se perdió como el tiempo que pasó cuando
abrazaba tu cálida voz, voz que siempre recordaba cuando aquel
teléfono sonaba, sonaba como suena aquel demonio en mi mente, mente alterada
por los sueños y por nada, nada como la manta que cubre la delgada línea entra
la vida y la muerte, muerte que me
espera como si yo fuera su invitada, invitada a mi memoria desatendida a
mis miedos mas reales, reales como son las emociones que me asesinan.
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